miércoles, 10 de julio de 2013

Poder de Palabra

 Te ayudamos a ejercitarte para conseguir una buena invocación, ya sea para decirla en voz alta o transcribirla a un papel u otra superficie.
Aunque existe abundante bibliografía con invocaciones, fórmulas y conjuros que el brujo puede usar para distintos fines rituales, es muy valioso también poder utilizar textos mágicos de nuestra autoría. El acto de sentarse a escribir es en sí una ceremonia y las palabras que surjan de ella tendrán, seguramente, mucho más poder que las ajenas, porque tienen su origen en nuestro corazón y podemos personalizarlas según nuestro sentir y deseos.
Muchas personas pueden sentirse inhibidas ante la hoja en blanco y pensar que no tienen habilidad para la escritura. A ellas es, principalmente, que les recomendamos esta nota, que ofrece técnicas y consejos para que puedan vencer el miedo a lo creativo.
1. La inspiración
Para poder escribir de modo creativo y hermoso, es necesaria cierta predisposición mental y espiritual. Algunas pocas personas experimentan este estado casi sin esfuerzo y con frecuencia, pero la mayoría de los mortales necesitamos estar tranquilos y sensibilizados con los estímulos internos y externos para inspirarnos. Una situación dolorosa o muy alegre puede ser inspiradora; otras veces, lo es un paisaje o una música, que nos conectan con nuestra capacidad creativa. Cada persona debe encontrar aquello que la sensibilice; pero, en  líneas generales, se necesita estar sensible y despejar la mente de las preocupaciones. Este ejercicio lo ayudará.
¿Cómo practicar?
Elija un lugar tranquilo, sin ruidos y con luz suficiente para leer, pero no muy brillante. Encienda un sahumerio o esencia de su agrado y coloque música de fondo instrumental que le guste, a volumen bajo. Siéntese delate de la imagen de un mandala, puede ser el que aquí incluimos u otro que usted tenga. Observando el mandala, concéntrese en su centro y repita en voz alta: “Semsi, mansa, petsa, semsi, mansa, petsa, oma, tuca, ban, butsu, setsu, chiqui, yikiya”. Entone este mantra durante un rato (10-15 minutos), hasta que logre despejar su mente de los pensamientos cotidianos y racionales. Cuando haya logrado este estado, le sugerimos que, en ese mismo lugar y con papel y lápiz en mano, reemplace el mandala por algún objeto (una flor, un cuadro, un objeto esotérico, etcétera). Aquí le proponemos dos paisajes que puede usar. Observe cada detalle de la imagen, sus colores y curvas, su textura; recórralo luego con sus ojos cerrados, imaginándolo y sintiendo el aroma del ambiente. Comience a anotar en el papel  las palabras que vengan a su mente: todas ellas, no se  autocensure. Cuando tenga unas diez palabras, arme una oración mágica con cinco de ellas.
A continuación, le proponemos un ejemplo con dos opciones.
Ejercicio 1:
● Palabras: bosque, horas, pájaros, murmullo, paz, misterio, universo, poder, eternidad, luz.
● Frase mágica: “Murmullo de los pájaros, bosque con misterio, fluya la luz del universo dándome poder y paz hasta la eternidad”.
Ejercicio 2:
● Palabras: reina, hada, alas de ensueño, rayos subterráneos, fulgor del cielo, hechizo de poder.
● Frase mágica: “Reina de la noche, con alas de ensueño, resplandezcan los rayos subterráneos en el fulgor del cielo, se cumpla con hechizo de poder mi deseo”.
2. La técnica
Pero, no todo es inspiración a la hora de escribir, usted irá adquiriendo técnica y habilidad como un escritor de oficio gracias estos consejos que le detallamos a continuación.
En líneas generales, podemos decir que todo texto sagrado suele tener una estructura básica, que incluye:
■ Una breve introducción invocatoria con la que se llama a algún ser celestial, dios o entidad de poder para que asista en el trabajo, bendiga o interceda.
■ Un texto central, donde se desarrolla el hechizo en sí. Generalmente, se usan metáforas, palabras que nos remiten a formas, objetos, colores y poderes mágicos, y se formula el pedido o se explicita el final que corresponda al texto.
■ Un cierre que consiste en unas breves palabras de agradecimiento, así como de sentencia para que lo pedido se concrete (Suelen ser: “Amén” o “Así sea”). A la hora de redactar, hay que diferenciar entre “conjuros” e “invocaciones”, los primeros son palabras cargadas de suficiente poder para que quien las formula con convicción produzca un hechizo o  contra hechizo, aún sin necesidad de realizar un ritual de acompañamiento (a veces no tenemos tiempo); mientras que las segundas son oraciones breves, que actúan como llamadores de
Fuerzas sobrenaturales: deidades, santos, espíritus, ángeles, cuya presencia requerimos para diversas finalidades: pedir protección, energía sobrenatural, potenciar nuestro poder,   etcétera.
Es muy importante también tener en claro antes de escribir, cuál será la finalidad del texto mágico y que esto se vea reflejado claramente en él, aun si usa metáforas en una poesía.
Sencillez, hermosura, certeza, son atributos de un buen texto sagrado que logre movilizar con responsabilidad y eficacia las energías universales al servicio del ritual. Tenga presente que, si formula un pedido confuso, corre el riesgo de no obtener lo que haya solicitado.

Este texto es recogido de una publicación, sin duda interesante.

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